El Papa: ¡No sofoquen la palabra del Dios de la Paz! ¡La guerra es una derrota!
Este domingo, después de rezar la oración mariana del ángelus, el Santo Padre expresó su preocupación por lo que viene sucediendo en Oriente Medio. El Pontífice manifestó su cercanía al “amado pueblo del Líbano” y pidió que el “sangriento y violento conflicto” no se extienda aun más. El Papa elevó su voz para decir: ¡Basta, hermanos y hermanas! ¡Basta! ¡No sofoquen la palabra del Dios de la Paz, sino que sea el futuro de Tierra Santa, de Oriente Medio y del mundo entero!”.
Después de rezar la oración mariana del ángelus de este XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, el Papa Francisco dirigió su mirada a Oriente Medio y al recordar la beatificación de Esteban Douayhy manifestó su cercanía con el pueblo libanés y pidió que, “el nuevo Beato sostenga la fe y la esperanza de la Iglesia en el Líbano e interceda por este amado país”.
“El pasado viernes fue beatificado en Bkerke, Líbano, el patriarca Esteban Douayhy, que guio sabiamente a la Iglesia maronita de 1670 a 1704, en una época difícil, también marcada por la persecución. Maestro de fe y pastor atento, fue testigo de esperanza siempre cercano al pueblo. ¡Incluso hoy el pueblo libanés sufre mucho! Pienso en particular en las familias de las víctimas de la explosión del puerto de Beirut. Espero que pronto se haga justicia y verdad”.
¡La guerra es una derrota!
Asimismo, el Santo Padre manifestó su preocupación por lo que está sucediendo en Oriente Medio y pidió que este conflicto, ya terriblemente sangriento y violento, no se extienda aún más. Además, el Pontífice elevó sus oraciones por todas las víctimas, especialmente por los niños inocentes, y expresó su cercanía con la comunidad drusa de Tierra Santa y con las poblaciones de Palestina, Israel, el Líbano y Myanmar.
“Tengamos el coraje de reanudar el diálogo para que cese inmediatamente el fuego en Gaza y en todos los frentes, se libere a los rehenes y se ayude a las poblaciones con ayuda humanitaria. Los ataques, incluso aquellos dirigidos, y los asesinatos nunca podrán ser una solución. No ayudan a recorrer el camino de la justicia, el camino de la paz, pero generan aún más odio y venganza. ¡Basta, hermanos y hermanas! ¡Basta! ¡No sofoquen la palabra del Dios de la Paz, sino que sea el futuro de Tierra Santa, de Oriente Medio y del mundo entero!”.